María Teresa Vozmediano Collado (opositora), David Vizcaíno González (opositor), Dra. Andrea Pérez-Rodríguez (UNIR). email: investigaciondocentesyalumnos@gmail.com

Resumen: esta investigación preliminar referida al acoso escolar parte de las respuestas de 53 docentes de Secundaria, frente al supuesto de haber presenciado un caso de bullying, o qué hicieron en el caso de haberse enfrentado ya a uno. Las respuestas son dispares y hacen entrever la importancia de la formación del profesorado, para la identificación y actuación adecuada frente al acoso escolar. Además, las diferentes respuestas de los docentes, una vez ha ocurrido o se ha detectado, nos hacen ver las discrepancias entre distintas situaciones, que nos inducen a resaltar la importancia de la actuación, no sólo de los docentes, sino de toda la comunidad educativa frente al acoso escolar, una vez ésta sea formada convenientemente en esta materia.

Palabras clave: bullying, acoso escolar, educación secundaria, profesorado.

El bullying o acoso escolar, es un gran problema en nuestras aulas, así, aproximadamente uno de cada cuatro estudiantes (22%) son víctimas de él (Torices, 2023) y un porcentaje mayor es observador del mismo. Es esencial identificar las características de este tipo de maltrato, con la intención de evitar las consecuencias devastadoras y, a veces, irreversibles sobre las víctimas, pero así también en los observadores y personas acosadoras. Para una revisión de la situación actual de los planes de convivencia, puede visitarse la página del Ministerios de Educación (Plan Estratégico de Convivencia Escolar 2017-2022).

En esta investigación se ha podido encuestar a 53 profesores de Secundaria, mediante una encuesta realizada ad hoc, acerca de su reacción frente a casos de bullying sufridos en su aula (60%, 32 profesores), o bien al respecto de cómo reaccionarían en el supuesto de enfrentarse a un caso (40%, 21 profesores). La participación masculina fue del 32% (17 profesores) y la femenina del 68% (36 profesoras). En conjunto, docentes ambos géneros se enfrentaron en porcentaje similar a casos de bullying, considerando que sabrían identificarlos en la misma medida (80% indican que sí sabrían).

No se han encontrado diferencias entre la variable de casos de bullying detectados frente a los años de experiencia docente, siendo el grupo de menor experiencia en la profesión (menos de 2 años), tan ágil al identificarlos como los grupos de mayor experiencia (entre 2 y 5 años; entre 5 y 10 años; más de 10 años). Estos datos nos indican la importancia de la formación-concienciación que ha podido tener el grupo más joven, frente a los docentes con más años de carrera profesional, en los que, por experiencias propias y trayectoria, se podrían haber encontrado más casos en sus aulas.

Destacamos que, un 20% de la muestra, considera que no sabría identificar un caso de bullying (porcentaje que no varía con los años de docencia); sin embargo, 35% no tendría claro cómo actuar frente a un supuesto similar. Es decir, es más probable saber identificarlo, que saber actuar en consecuencia, algo razonable ya que generalmente no se forma a los docentes de Secundaria en este aspecto durante su formación inicial. En lo relativo a la muestra analizada, un 66% de los docentes no recibieron formación referente a este tema en su centro de trabajo. Por tanto, un 30% del profesorado se formó en un lugar distinto al centro donde trabaja. Por otro lado, es importante destacar que se percibe una relación, entre haber observado alguna vez un caso y tener claro cómo actuar frente al bullying (tabla 1).

Así pues, la mayoría de profesores, que sabrían cómo actuar, han observado algún caso en concreto, frente a la mayoría que no sabría cómo actuar y no lo han detectado (Chi cuadrado 9.186; sig. 0.010). De aquí se desprende la importancia de esa formación específica frene al bullying, una lacra que tanto daño hace a nuestro alumnado, a las familias y al clima de convivencia del centro, en un entorno que debería ser seguro. El centro educativo debería ser un lugar que custodiase y velase por el bienestar de los allí presentes, los cuales, por cierto, no pueden escapar de él por razones legales.

Las respuestas a qué se haría en caso de presenciar un posible caso de bullying fueron unánimes, ya que la amplia mayoría nos indicaron que darían los siguientes pasos: entrevistarse con la persona acosadora (94%), entrevistarse con la víctima (97%); entrevistarse con los observadores (97%); realizar una tutoría grupal para trata el tema (83%); ponerlo en conocimiento de la dirección del centro (97%); ponerlo en conocimiento de la familia de la víctima (100%); y en conocimiento de la familia del acosador (94%). Sin embargo, cuando los profesores se han enfrentado en la realidad de sus aulas ante un caso de bullying, las respuestas de cómo actuaron distan parcialmente de las suposiciones de actuación indicadas anteriormente.

De esta forma, siguiendo el mismo orden de exposición que en el caso anterior, la mayoría resulta amplia para las acciones recomendadas por los expertos, pero en menor porcentaje: se entrevistó con el acosador (78%), se entrevistó con la víctima (90%); se entrevistó con los observadores (72%); realizó una tutoría grupal para tratar el tema (66%); lo puso en conocimiento de la dirección del centro (93%); lo puso en conocimiento de la familia de la víctima (80%); y en conocimiento de la familia del acosador (66%).

Las razones a estas diferencias pueden ser debidas a las particularidades de los centros en los que se ha identificado, a las características de cada uno de los agentes implicados (persona acosadora, víctima/s y observadores), pero podrían ser también debidas en parte a la inexperiencia del profesor, a sus propios miedos al enfrentarse a según que situaciones con las familias, e incluso a los propios acosadores.  

En lo relativo a las actuaciones sancionadoras dirigidas al acosador (pregunta abierta del cuestionario), se han agrupado en las siguientes categorías, en orden de mayor uso: expulsión (6 casos); no se tomaron medidas (5 casos); se abrió un expediente disciplinario (3 casos); hubo acuerdo entre ambas partes con o sin mediación de un tercero (3 casos); educación (3 casos); cambio de centro (1 caso); sanción (1 caso); medidas judiciales (1 caso). En cuanto a las actuaciones frente a la víctima (también pregunta abierta del cuestionario), las respuestas fueron las siguientes: no se tomaron medidas (6 casos); vigilancia (5 casos); cambio de grupo clase (3 casos); cambio de centro (2 casos); poner a un alumno como mediador (1 caso); tutoría (2 casos). Finalmente; ante la cuestión planteada ¿Se comunicaron los casos a un organismo externo como inspección educativa, servicios sociales o fiscalía de menores? Las respuestas fueron: a inspección educativa (12 casos); no se comunicó (7 casos); servicios sociales (1 caso); al tutor (1 caso); a todos ellos (1 caso).

Como se puede apreciar, cada caso pudo necesitar de respuestas diferentes, pero, cabría preguntarse ¿fueron todas ellas igual de eficaces? Lógicamente, serían pertinentes nuevas investigaciones a medio plazo, con la intención de evidenciar si esto es así e identificar en qué casos se deben aplicar unas medidas u otras, así como la correcta ponderación de las mismas, en función del contexto y la idiosincrasia del centro.

En consecuencia, resulta necesario hacer una frente común en la comunidad educativa ante el acoso escolar en cualquiera de sus formas, de manera que, tanto el profesorado -primer elemento de detección-, como las familias y el resto de los agentes educativos y sociales, sintiesen ese apoyo y protección por parte de todo el colectivo, que requeriría de una acción conjunta con los distintos organismos locales y administraciones implicados.

Adicionalmente, y en la situación actual en la que nos encontramos, destacamos la especial atención que merecen determinados comportamientos, con relación a las redes sociales y vías de comunicación no observables directamente por el profesorado ni la comunidad educativa, quizás por las familias, pero que pueden acarrear las mismas consecuencias que el bullying tradicional.

Bibliografía

Torices, A. (3 de Febrero de 2023). Uno de cada cuatro niños sufre acoso escolar en España. La Voz de Galicia. https://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2022/11/02/cuatro-chicos-sufre-acoso-escolar-espana/00031667400413180989316.htm

Cómo citar este post: Vozmediano Collado, Mª. T.; Vizcaíno González, D. & Pérez-Rodríguez, A. (22 de febrero de 2023). ¿Qué hacemos los profesores ante casos de bullying en secundaria? Diarios de Buenas Prácticas Docentes (4). https://diariosbpd.hypotheses.org/1079

Foto de cabecera: Imagen de Melk Hagelslag en Pixabay

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